En mi casa, funciona

— How is your day going?

— Good. Making good progress with a design that wasn’t fully working.

— What does it mean that something doesn’t work in design?

Es relativamente fácil pensar si un diseño funciona o no una vez que pasa a producción. ¿Cumple los objetivos? ¿Lo entienden los usuarios? ¿Resuelve el problema que pretendíamos resolver? Pero el compañero con el que tenía esta conversación me preguntaba «por qué no funciona» algo que está todavía simplemente dibujado. A fin de cuentas puedes poner ese botón en el pixel que te dé la gana. Figma no te va a escupir un error como si fuera Visual Studio Code, ¿no?

Lo del funcionar es algo que nos gusta mucho decir a diseñadores (de lo que sea) pero que me atrevería a decir que abunda también en el lenguaje asociado a cualquier disciplina creativa. No es difícil encontrar referencias a historias, escenas, imágenes que funcionan bien, mal y regular. ¿Pero qué estamos queriendo decir con eso?

En mi caso, tengo que confesar, que no estoy más que poniendole un pequeño barniz de racionalidad a algo que no deja de ser un «no me gusta». Un «no me gusta» que no es solamente estético. Un «no me gusta» que bebe de la experiencia y que lo que me provoca es insatisfacción. Un «no me gusta» que también signifca «no termina de estar listo», o «puede estar mejor».

Ya lo sé… Yo también me he leído a la diseñosfera explicar mil veces lo de que «me gusta» no es un argumento válido de diseño. Pero qué queréis que os diga. Creo que los «me gusta» en diseño, aunque suenan caprichosos y muy intangibles, en mi experiencia personal aparecen como algo que, aunque es difícil de describir con palabras, termina siendo inevitable, reconocible pero además entrenable y aprendible. No sé lo que estoy buscando pero en cuanto lo tengo delante lo reconozco al instante; ahí se mueve este gustar que uso como una brújula cuando estoy diseñando.

Valoro mucho todos esos kilómetros de casos de éxito, explicando soluciones de diseño como surgidas de un proceso casi ingenieril, donde parece que todo adquiere su forma y lugar como resultado de una fórmula matemática. Pero a la vez he aprendido a ignorarlos porque no tienen nada que ver con lo que ha venido siendo mi práctica profesional donde, sí, claro que abordo el proceso desde la lógica y la racionalidad, pero consciente de que llevo puestas unas gafas en las que constantemente estoy evaluando ese abstracto y subjetivo que tiene que ver con cómo funciona (o cuánto me gusta) el diseño que estoy a punto de entregar.

One comment

  1. Este post me gusta y creo que funciona.
    Y este blog también, como no podía ser de otra forma.

    El conocimiento adquirido a lo largo de los años desarrolla una capacidad para evaluar pronto lo que funciona y lo que no. Me pasa cuando los estudiantes, a veces, se meten en callejones sin salida. Sé que por ahí va a haber problemas, aunque no siempre soy capaz de explicar los motivos.

    Llámalo oficio, experiencia, intuición fundada, pero no falla casi nunca.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *