Un par de cosas sobre la paternidad

Está claro que este blog será o el caos o la nada. Si sigo buscándole un orden, me veo dentro de un par de años volviendo a contar en Twitter que quiero escribir más, así que antes que eso prefiero abrazar el caos y escribir de lo que toque en cada momento. También es verdad que lo que toca hoy no es que toque, es que posiblemente venga a llenarme la vida de caos. Aquí lo tenéis. Esta semana hemos estado en la ecografía de las 20 semanas.

No me gusta hacer anuncios sobre mi propia vida pero tampoco respeto ninguna historia que no esté bien contada. Prefiero escribir estas líneas, por raras que se me hagan, que ahorraros el problema de raccord cuando sin previo aviso me ponga a tuitear sobre el dominio de los YOYO2 por las calles de Londres o suba alguna foto con un bebé que no esperabais.

A propósito de esto un par de cosas que me merece la pena anotar. Primero, pensar que se está formando una persona dentro de otra se me hace entre mágico y alucinante. Alucina que ocurra y la velocidad a la que lo hace. La madre de Charlotte nos decía hace unas semanas en Vancouver que era eso mismo lo que le dejaba sin palabras: «Nueve meses, y de aquí (señalándose a la barriga) ha salido otra persona». Nueve meses para que salga pero en la primera ecografía, a las 12 semanas, ya estaba prácticamente todo ahí. Un montón de células que empiezan a dividirse y a especializarse y en un puñado de semanas ya se están organizando en el tamaño de la palma de mi mano pero con todo ahí: cara, cráneo, un cerebro con sus dos hemisferios, un corazón que lleva semanas latiendo, brazos, piernas, su columna vertebral y hasta una actitud de «déjame en paz» cuando el médico intenta hacerle cambiar de posición con la sonda del ecógrafo.

Segundo, ese veneno que parece que nos pica a todos cuando nos llega la hora. Si hay algo más antiguo que el ser humano es la experiencia de criar a los hijos. Sin embargo, cuando nos toca, nada nos libra de ese espíritu que dice «esto he venido a solucionarlo yo.» Milenios tratando de resolver la cuestión de la paternidad y lo único que necesitaba este planeta es que me llegara mi turno. Lo sé, todos esos otros padres de mi entorno que creen que han dado con la clave (ilusos) me van a freír a consejos y libros y vídeos y trucos; pero en el fondo el único que se da cuenta de lo que están haciendo todos mal y piensa solucionarlo soy yo. Ya os contaré. Suerte tendréis si no me pongo a escribir un post titulado «Un par de cosas sobre la paternidad» (o algo así) comentando cualquier obviedad de la que me acabe de dar cuenta antes siquiera de ser padre.

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